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Todos oímos hablar de Carmina Burana y enseguida se nos viene a la mente O Fortuna, siendo que en realidad es una obra mucho mas extensa.

Musicalmente Carmina Burana es una cantata escénica del siglo XX compuesta por Carl Orff entre 1935 y 1936, utilizando como texto algunos de los poemas medievales de Carmina Burana.


Literariamente Cármina burana es el nombre dado a la colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII reunidos en el manuscrito encontrado en Benediktbeuern, Alemania, en el siglo XIX.

En estos poemas se hace gala del gozo por vivir y del interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, y con su crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos, nos dan una visión contrapuesta a la que se desarrolló en los siglos XVIII y segunda parte del XIX acerca de la Edad Media como una «época oscura».

En los Cármina burana se satirizaban y criticaban todas las clases de la sociedad en general, especialmente a las personas que ostentaban el poder en la corona y sobre todo en el clero. Las composiciones más características son las Kontrafakturen que imitan con su ritmo las letanías del antiguo Evangelio para satirizar la decadencia de la curia romana, o para construir elogios al amor, al juego o, sobre todo, al vino, en la tradición de los cármina potoria. Por otra parte, narran hechos de las cruzadas, así como el rapto de doncellas por caballeros.

Asimismo se concentra constantemente en exaltar el destino y la suerte, junto con elementos naturales y cotidianos, incluyendo un poema largo con la descripción de varios animales. La importancia de esta serie de textos medievales es que sencillamente es la más grande y antigua colección de versos de carácter laico del medievo (puesto que lo acostumbrado era realizar únicamente obras literarias religiosas).

La colección se encuentra dividida en 6 partes:

*Cármina ecclesiástica (canciones sobre temas religiosos).
*Cármina moralia et satirica (cantos morales y satíricos).
*Cármina amatoria (canciones de amor).
*Cármina potoria (contiene obras sobre la bebida, y también parodias).
*Ludi (representaciones religiosas).
*Supplemantum (versiones de todas las anteriores, con algunas variaciones).




Obra completa de Carl Orff


Más Información:

Letra completa de la Obra de Carl Orff  (Clic Aquí)
Poemas Originales con sus correspondientes Imágenes  (Clic Aquí)


"Tuve un sueño que no era del todo un sueño.
El brillante sol se apagaba, y los astros
Vagaban apagándose por el espacio eterno,
Sin rayos, sin rutas, y la helada tierra
Oscilaba ciega y oscureciéndose en un cielo sin luna.
La mañana llegó, y se fue, y llegó, y no trajo consigo el día,
Y los hombres olvidaron sus pasiones ante el terror
De esta desolación, y todos los corazones
Se congelaron en una plegaria egoísta por luz,
Y vivieron junto a hogueras, y los tronos,
Los palacios de los reyes coronados, las chozas,
Las viviendas de todas las cosas que habitaban,
Fueron quemadas en los fogones, las ciudades se consumieron,
Y los hombres se reunieron en torno a sus ardientes casas
Para verse de nuevo las caras unos a otros.

Felices eran aquellos que vivían dentro del ojo
De los volcanes, y su antorcha montañosa,
Una temerosa esperanza era todo lo que el mundo contenía;
Se encendió fuego a los bosques, pero hora tras hora
Fueron cayendo y apagándose, y los crujientes troncos
Se extinguieron con un estrépito y todo quedó negro.

Las frentes de los hombres, a la luz sin esperanza
Tenían un aspecto no terreno cuando de pronto
Haces de luz caían sobre ellos; algunos se tendían
Y escondían sus ojos y lloraban; otros descansaban
Sus barbillas en sus manos apretadas y sonreían;
Y otros iban rápido de aquí para allá y alimentaban
Sus pilas funerarias con combustible, y miraban hacia arriba
Suplicando con loca inquietud al sordo cielo,
El sudario de un mundo pasado, y entonces otra vez
Con maldiciones se arrojaban sobre el polvo,
Y rechinaban sus dientes y aullaban; las aves silvestres chillaban
Y, aterrorizadas, revoloteaban sobre el suelo,
Y agitaban sus inútiles alas; los brutos más salvajes
Venían dóciles y trémulos; y las víboras se arrastraron
Y se enroscaron escondiéndose entre la multitud,
Siseando, pero sin picar, y fueron muertas para servir de alimento.
Y la Guerra, que por un momento se había ido,
Se sació otra vez; una comida se compraba
Con sangre, y cada uno se hartó resentido y solo
Atiborrándose en la penumbra: no quedaba amor.
Toda la tierra era un solo pensamiento y ese era la muerte
Inmediata y sin gloria; y el dolor agudo
Del hambre se instaló en todas las entrañas, hombres
Morían y sus huesos no tenían tumba, y tampoco su carne;
El magro por el magro fue devorado,
Y aún los perros asaltaron a sus amos, todos salvo uno,
Y aquel fue fiel a un cadáver, y mantuvo
A raya a las aves y las bestias y los débiles hombres,
Hasta que el hambre se apoderó de ellos, o los muertos que caían
Tentaron sus delgadas quijadas; él no se buscó comida,
Sino que con un gemido piadoso y perpetuo
Y un corto grito desolado, lamiendo la mano
Que no respondió con una caricia, murió.

De a poco la multitud fue muriendo de hambre; pero dos
De una ciudad enorme sobrevivieron,
Y eran enemigos; se encontraron junto
A las agonizantes brasas de un altar
Donde se había apilado una masa de cosas santas
Para un fin impío; hurgaron,
Y temblando revolvieron con sus manos delgadas y esqueléticas
En las débiles cenizas, y sus débiles alientos
Soplaron por un poco de vida, e hicieron una llama
Que era una ridícula; entonces levantaron
Sus ojos al verla palidecer, y observaron
El aspecto del otro, miraron, y gritaron, y murieron.
De puro espanto mutuo murieron,
Sin saber quién era aquel sobre cuya frente
La hambruna había escrito "Enemigo". El mundo estaba vacío,
Lo populoso y lo poderoso era una masa,
Sin estaciones, sin hierba, sin árboles, sin hombres, sin vida;
Una masa de muerte, un caos de dura arcilla.
Los ríos, lagos, y océanos estaban quietos,
Y nada se movía en sus silenciosos abismos;
Los barcos sin marinos yacían pudriéndose en el mar,
Y sus mástiles bajaban poco a poco; cuando caían
Dormían en el abismo sin un vaivén.
Las olas estaban muertas; las mareas estaban en sus tumbas,
Antes ya había expirado su señora la Luna;
Los vientos se marchitaron en el aire estancado,
Y las nubes perecieron; la Oscuridad no necesitaba
De su ayuda... Ella era el universo".


Lord Byron

(Pobre criatura, que vives en soledad
A los hombres aterra tu inmortalidad)
Buscaba en los bosques
Sangre, para vivir
Yo, la bestia al acecho
Y de pronto la vi
Sus cabellos tan negros
Su frágil doncellez
Sus labios como sangre
Su virginal palidez
Pude ver en su alma
Y su pureza sentir
No me quedaron dudas
Que me iba a destruir
(Pobre criatura, que vives en soledad
Sufriendo la condena,de tu inmortalidad)
No sé porqué lo hice
Hacia ella caminé
Me detuve a su lado
Y entonces, le hablé
Recuerdo en su mirada
El brillo de terror
Que encendió mi deseo
Y en mis venas ardor
Su mano delicada
En mi rostro posó
Supe que en su pecho
Algo nuevo nació
(Pobre criatura, que vives en soledad
Déjame que alivie tu inmortalidad)
Me llenaba de espanto
Aquella compasión
Que con tanta dulzura
Quería mi redención
No lo permitiría
Destruiría su juventud
Mancharía por siempre
La flor de su virtud
Me robé su confianza
Comencé la seducción
Sin que se diera cuenta
Desperté su pasión
(Pobre criatura, que vives en soledad
No pidas que renuncie a mi mortalidad)
Al rosa mas blanca
Con placer deshojé
Y al probar su fragancia
En locura me ahogué
Noche tras noche
En ella me perdí
De su carne inocente
Esclavo me volví
Era tanto el poder
De mi niña fatal
Que hubiera dado todo
Para ser un mortal
(Cruel criatura, que me dejas en la soledad
Si regresas, compartiré tu inmortalidad)
Fui arrojado al abismo
Condenado a la oscuridad
A morirme de hambre
Lejos de mi beldad
Me abrí paso en la tierra
No fue la sed que me guió
Sino mis ansias de aquella
Que en bosques me buscó
Al escuchar su llanto
Advertí su cercanía
Y bebí con urgencia
Por ir tras la que era mía
(Pobre criatura, que vivirás en soledad
Ya no estaremos juntos en la inmortalidad)
Eleonora Moribunda



Gotas caen enfureciéndose sobre el asfalto
lágrimas de los dioses,puras y cristalinas
amontonándose en charcos solitarios
y otras precipitándose en furiosos mares calle abajo
tocando las raíces secas de los árboles,
reviviendo sus almas apagadas,


rituales escritos en el libro de hechizos de las brujas ocultas
llaman a los dioses de los truenos,
renaciendo de las cenizas todo lo que toca al pasar

luces brillan en los cielos,
las estrellas han huido junto a la madre luna
y un resplandor eterno muestra su soledad,

el perfume de la corriente río abajo
tan dulce y tan fresco
renuevan mi alma opacada
que rumbo a lamentos estaba predestinada

.....los dioses sepultaron su tristeza
al cerrar la noche,han de recuperar el camino iluminado
y mi alma se sumerge en la oscuridad que siempre la ha acompañado....

Brujita Nathalett

Ella por las noches se transformaba,
pociones y libros la rodeaban
solo las velas la alumbraban
y a sus misteriosos secretos
que solo su alma era testigo
su sombra jugueteaba con las demas
creando extrañas y aterradoras figuras,
el perfume a incienso se impregnaba en lo que tocaba
simbolos adornaban y protegían la habitación
pero ella no estaba sola,
miradas brillaban en la fría oscuridad de aquel rincón
ni sus amuletos detuvieron su destino
y la sangre pura empezó a correr por las paredes
que calladas no hubieron de revelar tal suceso,
y junto a sus secretos quedaron sepultados por la eternidad........

los siglos transcurrieron
y la tierra maldecida empezó a cobrar vida.............
Brujita Nathalett

AL OTRO LADO DEL ESPEJO

Enfrente de un espejo
La mujer que el otro lado domina
Inmersa en una desesperación efímera
Su mirada está oculta entre tinieblas
Su alma ensangrentada en un rincón tiembla

Ella Esta atrapada
Finge no estar preocupada
Aunque la eternidad envejezca con ella

……aún mis dañados recuerdos la retienen
pesadillas evocan su presencia atormentada…..

el espejo, era su sepulcro
por las noches se escondía
y lamentos bailaban con la niebla que atraía
pero una noche la ira y las lágrimas
escribieron un pacto con el rey de las profundidades
la ha encadenado en su refugio
siglos le ha prometido
cuando se evoque con campanas y aullidos
es que el perdón en su alma ha aparecido

profesa las siguientes frases!
El le ha designado
Grite, rasguñe y blasfeme
Que la muerte ya viene!

un silencio se apodera del tiempo………
En su cripta ella descansa
Por los siglos de los siglos……….

Brujita_Nathalett



ella de las profundidades se escapó.......

encerrada y encadenada en un pozo oscuro se encontraba
sus alas negras cubiertas de heridas
agonizaba en las tinieblas sin poder gritar
aborrecía aquel dios que un día había adorado
en las noches plegarias perfumaban su lecho
y maldiciones se arriesgaba a profesar

su aspecto demacrado
moribunda se arrastraba
habiendo perdido las esperanzas
lágrimas desfilaban por su pálido y esquelético rostro
la majestuosa criatura
muchos siglos había sido elogiada por su belleza
ahora repudiada
ni un rastro de su pasado había quedado impregnado

su alma resignada fue cayendo en la perdición
el sepulturero con su campana avisó del fin de aquel ángel caído
en su lápida unas palabras de despedida aparecieron
existiría la rebelión de los ángeles?
o con el olvido se escaparía
como sus cenizas con el viento?

en paz descanse
aquel ángel que se reveló de aquel dios
que siempre la engañó y la abandonó
ahogandola en sus lamentos.....

Brujita Nathalett


Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,

no podrá liberarse. ¡Nunca más!

Edgar Allan Poe



Sola y moribunda mi alma lamenta
ni un murmullo ni el eco de la caída de una hoja
sola,
vagando por calles desiertas y oscuras
ni los árboles que van acompañando mi pesar se hacen notar
ni una extraña figura humana o inmortal se atreve a acercar
ni mi sombra a mi lado se atreve a caminar

extrañas siluetas mi mente sueña
para no sentirme sola en esta noche otoñal

sigo caminando sin rumbo al cual suspirar
noto a lo lejos algunas almas como la mía vagando por la vida
pero luego solo me doy cuenta que son almas que atadas a ella no han podido escapar

sus cadenas han sido forjadas
y a la vida suplican piedad
la muerte solo las observa
sin poder ayudar a liberarlas

entiendo que son mis iguales
porque a pesar de mi sangre aún circular
mi alma presa aún a de estar.......